sábado, 25 de septiembre de 2010


y realmente se enamoró de la imagen que se había quedado atrapada dentro del espejo. Cambió los muebles de sitio, trasladó su cama a la bañera, teniendo que bañarse en la cocina. Le leía poesía de Montero, Rimbaud, Lorca y otros seres que expresaban su enamoramiento por escrito, para entrar en el calor de la noche, como una nevera que se abre acogiendo a los cubitos, dando cobijo a los lazos desatados.
Por las mañanas pasaba un trapo húmedo para dejar el espejo limpio. Se besaban a través del cristal, recolectando sueños, acariciando peines, amasando el dentífrico, aferrados al teléfono de la ducha, recordando la lista de productos necesarios para llenar el armario de su corazón, peleando por mantener la imagen viva de ella, que bailaba en el interior del espejo, como un ángel iluminado por el Sol rojizo del atardecer. Se prometieron amor eterno en un baño, teniendo sexo explícito sobre la taza, humedeciendo las baldosas, desencajando las líneas del yeso, rompiendo los botes de colonia, fundiendo las luces, abrazados, abrazado, para que ella no se borre nunca...



NLM

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