lunes, 27 de junio de 2011

La noche es nuestra

De las chicas de aquella fiesta
que tocaban sus manos ágiles
aquel decorado de cielo,
se vuelve borroso.

Afligida aventura
carrusel sonoro
dónde estabas tú,
intuitivo bailando en la cocina
mientras me acuchillan con los dedos.

Contra la pared, dos brazos
no permiten mi cuerpo en movimiento,
con el sudor de los alemanes
pidiendo ayuda a todas las trincheras,
la morena no da tregua.

Quieto y seco
me quedo aquí parado,
con la música en otra parte,
en la justa medida
de besarse sólo las miradas.

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