domingo, 19 de septiembre de 2010

Del amor no espero que la otra persona sea tan igual a mí que al mirarla me vea en forma de mujer. Con dos pechos, una larga melena oscura y unos centímetros de menos. No espero saber qué piensa en cada momento o qué le apetecerá hacer mañana por la tarde. Me gusta ir descubriendo las pequeñas cosas, las diferencias que nos hacen ser tan diferentes que necesitemos estar juntos. Hablar sin fundamento sobre los demás, reír a carcajadas por conversaciones que no conducen a nada, picarnos a cosquilleos en la cama y posiblemente tocarnos zonas del cuerpo que estén prohíbidas tocarse en público. Ser diferentes nos complementa. No todo se basa en permanecer pegado a un teléfono, ni en el número de besos, ni en el número de discusiones, ni en el número de contradicciones, ni el número de aniversarios.
Solo basta con confiar. En hacer de las diferencias una magia estratégica que sirva para complacer las necesidades del otro.
Coincidir en la música, sí, es necesario. El amor por el queso, también es necesario, pero que no sea estrictamente necesario no verte para echarte de menos.

2 comentarios: